No hay mal que por bien no venga
"Todo
comenzó como un negocio familiar en el cual vendíamos todo tipo de verduras" expresó María de Urquía.
María, una comerciante del mercado de mayoreo “La Tiendona”, quien comenta que desde pequeña sabe lo que es la vida en el mercado, la cual no es nada fácil, a sus 39 años de edad recuerda cómo sus padres iniciaron con el negocio vendiendo todo tipo de verduras en canastos. Luego todo fue creciendo y cuando parecía que todo iba bien, fallece su padre, producto del cáncer y todo se empieza a venir abajo. Meses después deciden regresar y comienzan nuevamente con el negocio y cuando lograron recuperarse, fallece su madre del mismo mal. Sin duda alguna la vida de los Ardón cambió de la noche a la mañana, después de esos dos grandes golpes de la vida decide retomar el negocio junto a sus hermanos. “Todo iba muy bien, pero unos años después la suerte como que ya no estuvo con nosotros, las deudas y la economía se fue poniendo difícil y nos venimos a la quiebra, por lo cual el negocio permaneció cerrado durante unos años”, comenta María, que en ese tiempo comenzó a trabajar en una maquila para lograr solventar algunas deudas y gastos de su familia.
Pasados algunos años los hermanos de ésta, toman la decisión del sueño Americano y el puesto permanecía cerrado pero siempre debían pagar impuestos a la Alcaldía, así que un día María decide regresar, pero esta vez con el apoyo de su hijo, un joven de 15 años y comienzan a levantar juntos el negocio. Al principio fue difícil “no había dinero para invertir, nadie nos quería dar créditos para la venta”, relata, así que, “vendimos un teléfono Sony Erickson y con ese dinero compramos el primer quintal de papa, en ese tiempo valía $17, recuerdo bien que la primer semana nos fue muy mal debido a que la gente no nos conocía, pero nosotros persistimos hasta que vendimos ese quintal y sacamos dinero para invertir en otro y así poco a poco y con paciencia fuimos haciendo clientes y logramos variar los productos que ofrecíamos. El negocio se levantó y la gente ya nos conocía y buscaba, con el tiempo la economía se hizo más difícil por lo que nos costaba más vender algunos tipos de producto como la lechuga, tomates, chile verde, jalapeño, brócoli y zanahoria, lo que nos ocasionó pérdidas, por lo que decidimos comercializar un único producto que no se descompusiera en caso de no venderse fue así como empezamos únicamente con la papa y vimos que nuestras ventas aumentaron y con ellas las oportunidades”
María recuerda que un día una persona les dijo que comprar producto en los camiones era más económico y generaba más ganancias y fue así que decidieron ir a esos camiones y comenzar a comprar donde los mayoristas. Pero nadie les quería vender porque tenían su clientela y vendían a quien más ofrecía o más quintales les compraba pero después de tanto insistir y de una llena de producto (donde todos los camiones entran al mismo tiempo), un mayorista Guatemalteco se les acerco a ofrecerles productos y ellos no desaprovecharon la oportunidad. Ese día debido a la desconfianza solamente les dijo que podía darles 10 quintales pero eso bastó para que al siguiente viaje ella ganara la confianza de él, ya que vendió todo ese producto y en esta ocasión el Chapín le ofreció aumentar la cantidad que la primera vez.
Actualmente se les conoce como “Verduras Urquía” y distribuyen productos a algunas reconocidas empresas e instituciones, así como también a otros comerciantes de la zona quienes la reconocen por la excelencia y amabilidad con que ésta los atiende, además de la calidad en sus productos.
Sin duda alguna María es un ejemplo que a pesar de caer muchas veces siempre habrá una oportunidad para levantarse y poder salir adelante.
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